El hierro tiene un rol importante en muchas partes del cuerpo, pero su actividad central es transportando el oxígeno en la hemoglobina. Como ya sabemos, sin oxígeno no se producen las funciones vitales y es por ello que es fundamental mantener adecuados los niveles de hierro en el organismo.
Además, lo necesitamos en músculos, en el cerebro, para regular la temperatura y el metabolismo y como si fuera poco, interviene en las defensas frente a las infecciones.
Es una sustancia necesaria en todas las edades, pero en la infancia interviene en procesos de crecimiento, en el aprendizaje, la atención, la memoria, el trabajo del corazón y de los músculos.
La deficiencia de hierro constituye una de las carencias nutricionales más comunes, que afecta principalmente a los lactantes y niños ya que el requerimiento es mayor por el rápido crecimiento. A la deficiencia de hierro se la denomina anemia y si bien puede producirse por otras razones, la causa más frecuente es nutricional.
Es interesante saber que las fuentes de hierro de la dieta, no son todas iguales, y si bien podemos encontrarlas en carnes y plantas, el aprovechamiento del hierro que contienen las fuentes animales es mucho mayor que el contenido en los vegetales, cereales o legumbres. También interesa saber que los alimentos ricos en fibra y los polifenoles, como los taninos que se encuentran en el té y ciertas sustancias del café, también reducen la absorción del hierro. En cambio, los alimentos ricos en Vitamina C favorecen su absorción. Solo unas gotitas de limón nos ayudan a aprovechar mejor el hierro de la comida. (1)(2)(3)
(1) Wardlaw, Hampl, DiSilvestro. Perspectivas en Nutrición. Sexta Edición. 2004.
(2) Laura Beatriz López. Marta María Suarez. Fundamentos de Nutrición Normal. Editorial El Ateneo. 1era edición, 2003.
(3) Biesalski HK, Black RE (eds): Hidden Hunger. Malnutrition and the First 1,000 Days of Life: Causes, Consequences and Solutions. World Rev Nutr Diet. Basel, Karger, 2016, vol 115, pp 1–15 DOI: 10.1159/000442377
La mayoría de nosotros puede no haber escuchado nunca hablar del zinc.
Este mineral cumple increíbles funciones en nuestro organismo y es un nutriente esencial para la salud humana e indispensable para el crecimiento y desarrollo saludable así como vital para las funciones del cerebro.
No existe un lugar anatómico específico que funcione como reserva de zinc por lo tanto, no hay reservas en tejidos que puedan ser liberadas cuando falta zinc en la dieta.
Cuando la ciencia descubre la importancia de este micronutriente, se observa que la suplementación con zinc en niños demuestra un efecto positivo en el crecimiento en talla así como en la prevención y disminución de las diarreas e infecciones respiratorias.
También se ha documentado que la suplementación con una combinación de zinc y hierro conduce a una mejora en el desarrollo cognitivo.
Una dieta rica en alimentos que lo contienen en calidad y cantidad es la principal medida para evitar la deficiencia. Los alimentos de origen animal, especialmente las carnes rojas y mariscos constituyen las principales fuentes alimentarias de zinc. (1)(2)
(1) Biesalski HK, Black RE (eds): Hidden Hunger. Malnutrition and the First 1,000 Days of Life: Causes, Consequences and Solutions. World Rev Nutr Diet. Basel, Karger, 2016, vol 115, pp 1–15 DOI: 10.1159/000442377
(2) Laura Beatriz Lopez. Marta María Suarez. Fundamentos de Nutrición Normal. Editorial El Ateneo. 1era edición, 2003.
La Vitamina A influye en la formación de proteínas, que forman parte de casi todas las estructuras del organismo, por eso está muy vinculada a muchas de las funciones del cuerpo.
Su carencia afecta el crecimiento, la inmunidad y la elasticidad de la piel entre otras muchas funciones. También se puede producir anemia ferropénica (por falta de hierro) porque esta vitamina, es necesaria para la liberación del hierro guardado en los depósitos de nuestro organismo. La deficiencia severa, es la causa más frecuente de ceguera y retraso de crecimiento en zonas de importante carencia.
En los últimos años se ha estudiado que la vitamina A, también forma parte del desarrollo de las neuronas en el cerebro y su ausencia, se ha asociado a alteraciones en el aprendizaje y la memoria.
Si bien es importante cubrir las necesidades de vitamina A durante toda la vida, cuanto más pequeños son los niños, más vulnerables son a las consecuencias que produce la falta de Vitamina A por su rol crítico en el crecimiento y desarrollo infantil. En el período de lactancia se recomienda que las mujeres incrementen su ingesta ya que la lactancia materna proporciona una buena protección en los bebés amamantados.
La Vitamina A se encuentra de manera abundante en la parte grasa de los alimentos de origen animal y en algunos alimentos de origen vegetal. Los lácteos enteros contienen Vitamina A de forma natural, pero hoy, por medio de la tecnología se adiciona Vitamina A a los lácteos descremados y otros alimentos sin necesidad de que sean naturalmente grasos. También se encuentra en el huevo, hígado y pescados grasos. En el reino vegetal, los vegetales de hojas verdes y los naranjas como la zanahoria, el zapallo, la calabaza, la batata y las frutas amarillas y rojizas son las principales fuentes. (1)(2)(3)(4)(5)(6)
(1) Laura Beatriz Lopez. Marta María Suarez. Fundamentos de Nutrición Normal. Editorial El Ateneo. 1era edición, 2003.
(2) María Luz P. M. De Portela. Vitaminas y Minerales en Nutrición. Libros López Editores. 1993.
(3) Wardlaw, Hampl, DiSilvestro. Perspectivas en Nutrición. Sexta Edición. 2004.
(4) María Elena Torresani. Cuidado nutricional pediátrico. Editorial Eudeba.1era Edición 2001.
(5) Biesalski HK, Black RE (eds): Hidden Hunger. Malnutrition and the First 1,000 Days of Life: Causes, Consequences and Solutions. World Rev Nutr Diet. Basel, Karger, 2016, vol 115, pp 1–15 DOI: 10.1159/000442377
(6) González, H.F., & Visentín, S. (2016). Micronutrients and neurodevelopment: An update. Archivos argentinos de pediatría, 114 6, 570-575
Esta noble vitamina es importante para varios procesos metabólicos y pertenece al grupo de vitaminas del complejo B que, como sabemos, está asociado a la protección del sistema nervioso.
Esta vitamina es muy fuerte (resiste al calor y al almacenamiento sin perderse), está presente en una gran variedad de alimentos de origen animal y vegetal (carne, pescados, huevos, aves y legumbres) y el cuerpo la puede producir a partir de una proteína denominada triptófano.
Su función en la piel, el tubo digestivo y el sistema neurológico es tan importante que su presencia debe estar asegurada en el organismo ya que ejerce efectos neuroprotectores y restaura el deterioro cognitivo a través de favorecer la función de determinadas enzimas y la regulación del metabolismo celular en las neuronas. (1)(2)(3)
(1) Maria Luz P. M. De Portela. Vitaminas y Minerales en Nutrición. Libros Lopez Editores. 1993.
(2) Wardlaw, Hampl, DiSilvestro. Perspectivas en Nutrición. Sexta Edición. 2004..
(3) Lim, S. Y., Kim, E. J., Kim, A., Lee, H. J., Choi, H. J., & Yang, S. J. (2016). Nutritional Factors Affecting Mental Health. Clinical nutrition research, 5(3), 143–152. doi:10.7762/cnr.2016.5.3.143
La vitamina B1, también llamada Tiamina, juega un papel importante en las funciones del músculo y del sistema nervioso, al igual que otras vitaminas del complejo B, por eso, durante la etapa del desarrollo infantil su aporte contribuye en el adecuado funcionamiento del sistema muscular y el desarrollo neuronal y cognitivo de bebés y niños.
El aporte inicial es a través de la leche materna y luego a través de la dieta: las carnes magras, las legumbres, nueces y vísceras son las principales fuentes junto con los cereales, deben contener el grano entero como es el caso de los cereales integrales ya que esta vitamina se encuentra en el germen y el pericarpio.
La vitamina B1 no se desactiva con el calor de la cocción pero si el producto se hierve puede quedar disuelto en el agua y perderse.
Todos los músculos, inclusive el musculo cardíaco y las neuronas tanto del sistema nervioso como las del tubo digestivo, se ven alterados ante la deficiencia grave de esta vitamina que se denomina Beriberi y las consecuencias puede ser fatales. Sin embargo, es infrecuente en nuestra sociedad que ello se produzca sobre todo en poblaciones que tienen una dieta variada. (1)(2)(3)
(1) María Luz P. M. De Portela. Vitaminas y Minerales en Nutrición. Libros Lopez Editores. 1993.
(2) Laura Beatriz López. Marta María Suarez. Fundamentos de Nutrición Normal. Editorial El Ateneo. 1era edición, 2003.
(3) González, H.F., & Visentín, S. (2016). Micronutrients and neurodevelopment: An update. Archivos argentinos de pediatría, 114 6, 570-575.
La Vitamina C también llamada ácido ascórbico es fundamental para que se produzcan diversas funciones en el organismo que mantienen la salud.
Favorece el crecimiento y colabora con la absorción de hierro en el tubo digestivo, por lo que tiene un rol en la prevención de anemia. Debido a su participación en la maduración del colágeno, proteína presente en la piel, las articulaciones y los huesos, ha sido considerada uno de los nutrientes indispensables para el crecimiento esquelético, la ganancia de talla y el desarrollo muscular.
La deficiencia severa se denomina escorbuto y produce dolores musculares, deformaciones óseas, sangrado y anemia. Es muy infrecuente que esto ocurra, ya que la vitamina C es fácil de encontrar en los alimentos que habitualmente consumimos (frutas cítricas, melones, tomates, pimientos verdes, hortalizas de color verde y en la papa), sin embargo, las personas que comen pocas frutas y verduras son susceptible a tener una carencia en dicha vitamina.
La deficiencia de Vitamina C no solo se la ha asociado a sus funciones más comunes como las antes mencionadas sino que se ha descubierto que es un antioxidante fundamental en el cerebro y que tiene participación en numerosas funciones, inclusive, se ha demostrado que la ausencia de vitamina C en el cerebro es perjudicial para los recién nacidos y desempeña un papel en el deterioro cognitivo relacionado con la edad y en el riesgo y la gravedad del accidente cerebrovascular. (1)(2)(3)(4)(5)
(1) María Elena Torresani. Cuidado nutricional pediátrico. Editorial Eudeba.1era Edición 2001.
(2) Carmuega, Esteban. Crecimiento saludable. Entre la desnutrición y la obesidad en el Cono Sur. – 1ª ed. – Buenos Aires: Asociación Civil Danone para la Nutrición, la salud y la calidad de vida, 2012. 260 p. : il. ; 24x17 cm. ISBN: 978-987-28033-0-8
(3) Wardlaw, Hampl, DiSilvestro. Perspectivas en Nutrición. Sexta Edición. 2004.
(4) Hansen, S. N., Tveden-Nyborg, P., & Lykkesfeldt, J. (2014). Does vitamin C deficiency affect cognitive development and function?. Nutrients, 6(9), 3818–3846. doi:10.3390/nu6093818
(5) González, H.F., & Visentín, S. (2016). Micronutrients and neurodevelopment: An update. Archivos argentinos de pediatría, 114 6, 570-575.
El adecuado aporte de Vitamina D, Calcio y Fósforo es determinante en el desarrollo del sistema óseo y el crecimiento.
La vitamina D cumple un rol crítico en el depósito de calcio en los huesos a lo largo de toda la vida. Su carencia en los primeros años y durante la infancia altera la estructura de los huesos debilitándolos y produciendo retraso en el crecimiento.
La función principal y la más conocida de la vitamina D es la de influir en el crecimiento y generar huesos sanos y fuertes, pero también está asociada con muchas otras funciones como el mantenimiento de la inmunidad, la reducción del riesgo de determinados tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades autoinmunes, entre otras.
También parece tener un importante papel en el desarrollo del cerebro a partir de favorecer la generación de nuevas neuronas, proceso que se denomina neurogénesis.
El crecimiento y desarrollo cognitivo de los niños está influenciado por la Vitamina D en el organismo y tanto el consumo como la exposición solar son los dos factores más importantes para asegurar un crecimiento y desarrollo saludables.
Los alimentos que aportan Vitamina D lo hacen en una forma “desactivada”, que se denomina precursora y que luego, por la acción de la luz solar a nivel de piel, se “activa” para ser aprovechada por nuestro organismo. Se recomienda una exposición al sol de 5 a 15 minutos en horarios seguros para que esto se produzca.
La principal fuente alimentaria la constituyen los lácteos, el huevo (principalmente la yema), hígado y algunos pescados (arenque, salmón, atún y sardina). (1)(2)(3)(4)(5)(6)
En resumen, esta vitamina cuyos niveles saludables en el organismo dependen de una conjunción de alimentos que la contengan y sol que la active, es pasaporte a la vitalidad de varias funciones del organismo y en la infancia al crecimiento y la óptima salud ósea.
(1) Wardlaw, Hampl, DiSilvestro. Perspectivas en Nutrición. Sexta Edición. 2004.
(2) Carmuega, Esteban. Crecimiento saludable. Entre la desnutrición y la obesidad en el Cono Sur. – 1ª ed. – Buenos Aires: Asociación Civil Danone para la Nutrición, la salud y la calidad de vida, 2012. 260 p. : il. ; 24x17 cm. ISBN: 978-987-28033-0-8
(3) Biesalski HK, Black RE (eds): Hidden Hunger. Malnutrition and the First 1,000 Days of Life: Causes, Consequences and Solutions. World Rev Nutr Diet. Basel, Karger, 2016, vol 115, pp 1–15 DOI: 10.1159/000442377
(4) Laura Beatriz Lopez. Marta Maria Suarez. Fundamentos de Nutrición Normal. Editorial El Ateneo. 1era edición, 2003.
(5) Rovner AJ. Hypovitaminosis D Among Healthy Children in the United States A Review of the Current Evidence. Arch Pediatr Adolesc Med. 2008; 162(6):513-519.
(6) Mansur JL. Vitamina D en pediatría, embarazo y lactancia. Arch Argent Pediatr 2018; 116 (4): 286-290.